Más adictivo que la marihuana o la cocaína para los traficantes, puede ser la publicidad para muchos creativos.
La obsesión de encontrar una idea cada vez mejor, comienza en la primera línea de la primera croquera, desde ese momento, te haces parte de un grupo dependiente que consume creatividad las 24 horas del día. Entraste a un lugar desconocido y sin boleto de vuelta, un lugar donde el desequilibrio emocional se convierte en un éxtasis permanente.
Una vez que viste tu primer comercial en televisión, transmitido sólo un día a las 2am y donde la única televidente fue tu vieja con un comentario digno de un Oro en Cannes, siempre querrás más y mejor, más y mejor, más y mejor.
Ser denominado en una empresa como creativo, es bello y excitante, pero muy extraño…
Tan extraño, que cuando no tienes en tus manos una Orden de Trabajo que te diga en qué debes pensar, comienzas a transpirar inquieto, tal vez dejando en evidencia el más fidedigno síntoma de que tu cuerpo necesita secretar “Epinefrina” porque eres un adicto del pensamiento creativo.
No voy a decir que estamos entre las 10 profesiones más peligrosas del mundo, pero siempre hay un riesgo cuando en tu cerebro está tatuada la frase:
"The World is Yours".
Existe un tratamiento para controlar esta adicción pero nadie sabe dónde, no hay publicista que quiera hacerle campaña.
Y así seguiremos con pizzas, cigarros y mucho café trasnochando día tras día y años tras año, buscando la idea perfecta y agradeciendo cada minuto a los seres queridos por soportar las incomprendidas personalidades y horarios de Redactores Creativos, Directores de Arte, Directores de Cuentas, Ejecutivos, Planners y todos aquellos personajes que conforman las agencias de publicidad en Chile.